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jueves, 28 de enero de 2010

Diario de Yucatán 28/01/2010

Un 10 a los estudiantes
Alto al acoso oficial
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Freddy Espadas Sosa (*)

28/01/2010

¡Que vivan los estudiantes, / jardín de nuestra alegría! / Son aves que no se asustan / de animal ni policía, / y no le asustan las balas / ni el ladrar de la jauría. / Caramba y zamba la cosa, / ¡que viva la astronomía! —Violeta Parra, cantautora chilena Bajo el lema incluyente: “¡Hoy más que nunca, estudiantes tod@s!”, este importante sector social se ha organizado de manera autónoma para salir a las calles a defender sus legítimos derechos. La evidente corrupción que permea a las organizaciones estudiantiles, alimentada por el bipartidismo dominante en Yucatán, ha hecho que importantes núcleos de alumnos de nivel medio superior y superior adscritos a instituciones públicas y privadas desarrollen una movilización política que está causando escozor en el medio oficial.

En este asunto, uno puede estar de acuerdo con que se ponga orden en el proceso de credencialización estudiantil, pues en no pocas ocasiones se han presentado irregularidades y abusos en el uso indiscriminado de estas identificaciones. Sin embargo, nos parece rechazable la forma selectiva, policiaca y acosante con que se lleva al cabo el otorgamiento de tales documentos.

Los estudiantes constituyen un sector social cuyo signo distintivo es la dependencia económica por parte de sus padres o tutores. El estudiante carece de medios propios para la labor de prepararse para la vida laboral, por lo cual recibe una asignación pecuniaria del jefe de familia.

Por las condiciones estructurales de precariedad que caracterizan a la formación social yucateca, es un hecho plausible que la inmensa mayoría de los estudiantes utiliza el servicio público de transporte para llegar a su centro escolar, acudir a las bibliotecas, ir a hacer tareas con sus compañeros o bien trasladarse a los centros de recreación.

Sólo una exigua minoría dispone de vehículo propio o familiar, pero en todo caso siempre tienen la necesidad de usar el servicio urbano de pasajeros. La elite estudiantil adinerada, perteneciente a la gran burguesía yucateca, simplemente no necesita ni demanda credenciales de descuento, pues nunca ha usado ni usará el servicio concesionado del transporte urbano.

Por eso sostenemos que le asiste la razón a los estudiantes cuando señalan: a. las credenciales que les dan las instituciones educativas a que están adscritos son válidas, representativas y legítimas; b. sólo los centros escolares pueden acceder a la información socioeconómica de sus estudiantes; c. el proceso de credencialización impuesto por el Ejecutivo del Estado, a través de la Dirección de Transporte del Estado de Yucatán (DTEY), atenta contra la autonomía y la dignidad de los estudiantes, y violenta el derecho al anonimato adquirido al ser ciudadanos.

En plena coyuntura electoral, la base de datos que se está generando con el cuestionado estudio socioeconómico impuesto como condición para otorgar la famosa credencial constituye un magnífico instrumento para los estrategas gubernamentales de la “ola roja”, quienes podrán utilizar este arsenal en favor de sus intereses partidistas.

Por eso nos sumamos a las demandas de los estudiantes que reclaman la revocación del decreto mediante el cual se condiciona la asignación de credenciales a los grupos vulnerables y se cancelan sin justificación los descuentos en vacaciones y días festivos.

Es lamentable que las organizaciones de la llamada “sociedad civil” muestren total indiferencia ante los justos reclamos de este grupo. Ojalá que algunas se animen a pronunciarse sobre este asunto, saliendo del oportunismo electorero en que muchas han caído en el actual escenario político que vive el estado.

Creemos que los estudiantes no merecen el trato discriminatorio y hostil que reciben de la DTEY. La gobernadora Ivonne Ortega, que con sus frecuentes lloriqueos públicos presume de tener alta sensibilidad social y humana, debe resolver positivamente sus demandas —que nada tienen de extraordinarias—, otorgando de inmediato las credenciales de descuento a todos ellos y derogando un decreto que en mala hora elaboraron sus torpes asesores jurídicos.

Este columnista, que en sus tiempos de estudiante de clase popular disfrutó de descuentos en camiones, cines y museos, da 10 a los estudiantes por desafiar al poder y cuestionar sus desatinos. Les dedico de corazón otra estrofa de la hermosa canción con que inicié este artículo: Me gustan los estudiantes / porque son la levadura / del pan que saldrá del horno / con toda su sabrosura / para la boca del pobre / que come con amargura. / Caramba y zamba la cosa / ¡viva la literatura!— Mérida, Yucatán.

canek_1999@yahoo.com.mx ————— *) Profesor. Ex director de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN)

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